Recordando a tus seres queridos con amor y no con tristeza

«No podemos volver a tener a la persona entre nosotros, pero sí podemos cambiar la actitud para sentirnos mejor con la pérdida»
Las emociones tienen una función evolutiva, significan algo y nos dan información. La ansiedad o el miedo nos avisan de la presencia de una amenaza y la tristeza, de que existe algo en nuestra vida que no funciona bien. Tener ansiedad o pena permite que adoptemos posturas o intervengamos para poner fin al estresor o al malestar. Incluso cuando el origen de ese malestar no tenga solución. No podemos volver a tener a la persona entre nosotros, pero sí podemos cambiar la actitud para sentirnos mejor con la pérdida.
Como podemos avanzar en este viaje:
- Acepta el hecho. Es cierto que la actitud optimista es una gran aliada en nuestra vida, pero hay situaciones que requieren de la tristeza y la frustración. Acepta que te sientes así y el motivo por el que lo sientes.
- Sufrir no significa querer más a la persona. Cuando recordamos a las personas que se han ido, parece que tuviéramos que hacerlo con pena y no con risa. En nuestra sociedad relacionamos la pena por alguien con el amor que le profesábamos. Y si no lloras, no lo sientes. Es un error. Las muestras de amor son la dedicación, el tiempo compartido, la comprensión, la ayuda que has prestado, el cariño, la comunicación, pero no la tristeza por la pérdida.
- Quédate con todo lo que aportó esa persona a tu vida. Aprende a disfrutar de la persona fallecida. Recordar aviva los sentimientos y emociones y podemos llegar a experimentar emociones idénticas a las vividas en la situación real.
- Piensa en cómo le gustaría a tu ser querido que estuvieras pasando el día hoy, y trata de “complacerle”. Las personas a las que amamos nos desean el bien y quieren que seamos felices. Sufrir por el que no está es una conducta normal, pero seguro que no es lo que la persona fallecida hubiera elegido para ti. Querría que estuvieras viviendo una vida serena, aprovechando los momentos pequeños de la vida y que siguieras disfrutando de todo.
- La persona deja de estar físicamente presente, pero no tienes por qué olvidarla. A muchas personas les consuela seguir en contacto con su pareja, sus hijos, amigos, un familiar muy querido después de la muerte. Hablar con la persona, pedirle ayuda, recordar son conductas normales y saludables, siempre que te hagan sentir bien.